Un domingo cualquiera
Los domingos han ejercido en mí sentimientos contradictorios desde mi mas tierna infancia. Historicamente ha sido un día echado a perder. De vaguería absoluta. Te levantas tarde, comes en familia, pasas una soporífera velada vespertina en el sofá y te agobia la noche porque mañana es lunes. Era especialmente asfixiante cuando siendo un lechón tenias que hacer los deberes deprisa y corriendo mientras en la tele echaban MASH o Estudio Estadio. Eran otros tiempos ...
Pero desde que paso los lunes al sol, el domingo se ha convertido en un día más, un número más en el calendario, sin ninguna particularidad salvo hacer los crucigramas de El País o ver deportes en la tele (sobre todo fútbol pero también motos o fórmula 1). Es muy molesto que el domingo en particular, y el fin de semana en general, sean simplemente, un dia cualquiera.
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