El plasta de la camarita
Reflexionando sobre la fiestecita del sábado con mis amig@s, he de reconocer sin el menor atisbo de vergüenza que me he convertido en el plasta de la camarita del grupo.
Desde que tengo la cámara digital me la llevo a cualquier acto social, fiestecita, kedada, barbacoa o reunión familiar que se precie para inmortalizar momentos. Y lo raro es que nunca me ha gustado la fotografía, ni salir en la foto, ni hacerlas (aunque ahora hasta un tonto las hace). Quizás sea como en otros gadgets tecnológicos, que la oferta crea la propia demanda. En este caso me ha dado fuerte :-)
Además, no se puede negar que la cámara digital da mucho juego. Es muy facil apretar el botoncito n veces con n tendiendo a infinito. No te da ningún cargo de conciencia ni remordimiento que la foto salga bien, mal o que directamente no salga. Ya sabes de antemano que habrá un porcentaje directamente desechable, unas cuantas que son políticamente correctas, y unas pocas que son muy graciosas. Y esas últimas son las que más me interesan :-)
Y lo curioso del tema es que si alguien más se lleva cámara (lo más normal) al final la fiesta se convierte en una especie de "primera guerra del golfo de la CNN", con flashazos por todas partes que te dejan ciego a la mínima. Pero luego las ves con tus amigos y te partes de risa. Y esa es la idea.
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