La visita inoportuna (II)
Ayer no dormí nada. Mi querido amigo volvió a aparecer por sorpresa y no me dejó pegar ojo en toda la noche. Por si no tenía suficiente, también me acompañó al trabajo y no se fue hasta pasado un buen rato. Aparece y desaparece sin avisar, sigilosamente. Hay veces que escribo sobre ello, pero prefiero ignorarlo. Algún día ya no podré hacerlo y tendré que enfrentarme contra él ...
En fin, debería echarme la siesta (Actualización 19:32: Vaya si me la he echado. Dos horas).
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