El último finde sin asfixia
Hace bochorno en la meseta. Nubes y calor. Este tiempo no facilitará que me recupere del agilipollamiento biorítmico que supone una siesta de dos horas. Y es que es normal, levantándome a las 7:45 la siesta es cuasi obligada. ¿Cual es el chip que tengo que desenchufar para no madrugar?.
En fin, a lo que iba. Éste me da a mí que va a ser un finde rarito. En realidad debería aprovecharlo al máximo, porque es mi último finde sin asfixia. El próximo será el previo a la vuelta al trabajo y no quiero ni pensar en la situación. Por eso, debería mover el temita, pero me temo que no habrá eventos ni diversión. El personal continúa de vacaciones o de vuelta de idem (sin muchas ganas de juerga). No parece probable un fiestón indecente.
Se impone, por lo tanto, una estrategía defensiva, basada en disfrutes más caseros, blogueros y televisivos. Y es que menos da una piedra.
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