10 noviembre 2005

Renovación de vestuario

Como casi todos los que leeis por aquí ya sabeis, no soy precisamente lo que se dice una sílfide. Al final no imité a mi buen amigo Steve ni pude aprovechar mis conocimientos nutricionales y mi cintura sigue siendo tan eburnea como siempre, mi volumen muy parecido al de Takanohana y mi báscula pide a gritos la jubilación anticipada.



Ante esta perspectiva, el hecho (normal en el común de los mortales) de renovar vestuario se convierte en un suplicio absoluto. Ya lo comentaba en su momento, la vida no está hecha para los gordos ... y la ropa ... tampoco. Si, claro que hay ropa para gordos, pero escasa, fuera de moda (vistes como tu abuelo) y a unos precios prohibitivos para los gordos pobres (como el que suscribe). No eliges la ropa. La ropa te elige a ti, y si no te gusta, te jodes, porque es lo único que te entra.

Con esta perspectiva, tengo que comprarme sendos trajes y tres o cuatro camisas para variar un poquito en el curro (aunque uno sea pobre, que no lo parezca tanto). Menos mal que los complementos (zapatos y corbatas) no entienden de kilogramos. Paciencia ...