Desgana
Es triste darse cuenta que te apetece más permanecer en tu casa un sabado por la noche (viendo salsa rosa o en Internet) que salir a las fiestas del municipio donde vives. Es una mezcla de desgana, apocamiento y apatía, mezclado con una abrumadora falta de ilusión por lo que es la diversión pura y dura.
Y eso que lo he intentado. Ayer salí, bien es cierto que tampoco a saco, pero me forcé a salir. Todo lo contrario que cuando era joven, que mataba por ir a las fiestas. Tenia un chiringuito con mis amigos y las fiestas eran algo importante. Incluso he dejado de ir a exámenes cuando estudiaba en la universidad por no perderme ni un solo día de fiestas. Ahora solo salgo un día y de aquella manera.
Además, el hecho de que a la Sra. Bedel, que acaba de llegar de trabajar, no le apetezca salir tampoco, remata la faena y me corta el rollo más si cabe. Los amiguetes tampoco ayudan demasiado, pero tienen disculpa, ellos viven sus vidas, como yo vivo la mía.
Deben ser las cosas de hacerse mayor, pero da que pensar.
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