Buen hijo
Los asiduos y las habituales de este blog sabéis que no suelo darme carrete ni suelo estar encantado de conocerme. Pero hoy no me queda más remedio que romper la norma.
He llegado a casa a las 20:45 después de un lunes de duro trabajo agotador y me encuentro a mi padre esperándome en la estación para llevarme a casa y de paso, hacerle varias facturas y presupuestos. Acabo de entregarle la última y ni siquiera he cenado.
En un ejercicio de inmodestia impropio de mí, tengo que decir que soy muy buen hijo.
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