17 enero 2007

El taxista desconocido

Esta mañana me encaminaba, como todos los días para ir a currar, a la parada más cercana a mi casa, donde cojo un autobús que me lleva a la estación de tren.

En esto que cruzo la calle y de repente para un coche detrás de mí y oigo que una voz me chista y me dice, "¿Vas a la estación?". Yo me giro y al no reconocer a la persona que me lo decía y para que me diera tiempo a reaccionar le dije un escueto "¿Como?". El me repitió su pregunta y le dije algo extrañado "Sí, voy a la estación". Pues sube, que te llevo.

Tras cinco segundos de duda y, mis neuronas funcionando a todo meter para recordar que mis padres siempre me decían de pequeño que no subiera a coches con extraños, acepté algo dubitativo.

En los 4 minutos que duró el trayecto, el hombre me comentó que le jorobaba mucho esperar el autobús y que como sabía que era eso, se ofrecía a llevarme. Yo, además de agradecerle el detalle, tampoco hablé mucho más con él porque realmente me descolocó el ofrecimiento. También hay que decir que me cuesta entablar conversaciones con desconocidos.

Descartado el móvil sexual o económico, solo se me ocurren dos cosas: que el personaje sea un psicópata o que realmente esa persona fuera un buen tipo que me ofreció llevarme sin más. Cuesta creer, la verdad, que en estos mundos que nos toca vivir exista gente altruista y que haga favores por nada.

Cosas veredes, amigo Sancho ...