Crónica de un lunes más
Después de levantarme y constatar que sigo sin recuperarme de mi segundo amago de gripe, me ducho y me dispongo a ir al curro con la misma cara de asfixia de todos los lunes. La culpa de que siga con catarro seguramente la tengo yo mismo y mi automedicación discreccional (cuando estoy mejor dejo de tomar el sobre, que, dicho sea de paso, me tumba de cansancio). Veremos como y cuando acaba el temita, de momento sigo sonándome los mocos.
El lunes avanza entre mucho trabajo, bastante reflexión y algún que otro respiro, por eso de que es lunes y hay que tomarse las cosas con calma. No tengo muchas ganas de comer, así que hoy la cosa va de bocadillo frugal y poco más.
Como los lunes son así, he notado que puedo, a corto plazo, tener que ir al dentista. Hay una muela por ahí adentro que no tiene muy buena pinta. Aunque conociéndome, no iré hasta que el dolor no me visite.
La tarde se plantea igualmente aburrida, trabajar hasta las siete, pillar el transporte público para que me lleve a casa y llegue a eso de las ocho y media. Y al llegar a casa, tampoco creo que haga nada especial que no hiciera otro lunes cualquiera. Descanso, algo de Internet, sofá y quizás algo de lectura, esperar a que llegue la Sra. Bedel, cenar, sofá y algo de TV (los lunes no dan nada que me guste especialmente, no veo CSI) y a la piltra.
Este post es tan aburrido como mi lunes. Un lunes más del calendario. ¿Que porqué posteo esta crónica de un insulso lunes? ... pues por nada en particular, simplemente para dejar constancia de que mi vida rutinaria tiene muy poco de divertida. Lo cual, en sí mismo, ya es algo digno de ser posteado en esta bitácora desencantada ...
Etiquetas: desencantos, lunes
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