Maldita siesta

He perdido 3 horas (del ya de por sí corto fin de semana) en una larguísima siesta en el sofá. Siesta con todas las letras, de pijama y orinal. Esta situación es bastante excepcional, casi nunca me pasa, pero cuando me pasa, me pasa de verdad. Perder el tiempo durmiendo y despertarme con mal café, con dolor de cabeza, la espalda destrozada y cansancio generalizado no es mi plan favorito para la tarde del sábado. En el fondo me lo tengo merecido, porque mi dinámica de ayer y hoy es totalmente desencantada y tampoco hago nada para que deje de serlo ...