El estado de mi nación

Pese a no hacer mucho caso a la política ni a los políticos, sean del partido que sean, siempre caigo en la tentación de echar un vistazo al debate sobre El Estado de la Nación. Mi confianza en los representantes del pueblo en los últimos años es inversamente proporcional a mi apatía politiquil, pero aun así oigo lo que tienen que decirme, a ver si suena la flauta y hablan algo del estado de mí nación.

Foto: El mundo

Y lo cierto es que nunca suena. Hoy tampoco ha sonado. Independientemente de lo bien que me lo pase viendo como se dan estopa el Presidente del Gobierno y el líder de la oposición, que puede tener su punto de gracia, siempre acabo constatando lo mismo, lo que se dice en el Parlamento poco tiene que ver conmigo. Sí, soy un ciudadano más y debería sentirme identificado con lo que allí se discute, pero me cuesta, me cuesta mucho relacionar sus diatribas con mis problemáticas del día a día.

Por esa razón siempre he manifestado que mi partido político es mi casa. Más allá de ideologías obsoletas (la única ideología hoy en día es la pasta, sad but true que dirían Metallica), más que nunca hay que apelar al utilitarismo. Malos tiempos para la vana ilusión.