La felicidad transitoria del sabado por la mañana
Es sábado por la mañana. Estoy en casa solo, la contraria está trabajando. He sacado al perrón y he desayunado. Hace un día estupendo de primavera en el centro de la meseta. Hasta que me ponga a hacer las tareas domésticas, tengo dos horas para mí, para hacer lo que quiera, lo que se me antoje.
Yo lo denominaría "breve estado de felicidad transitoria", no tanto por ese tiempo libre tan escaso y tan valorado que tenemos los trabajadores por cuenta ajena, sino por que en tu subconsciente flota la idea de que tienes dos días por delante en los que no hay que hacer balances ni justificaciones de subvenciones. En los que los problemas del día a día del curro pasan a un segundo plano. Eso no impide que la preocupación sobre esos temas ronde de vez en cuando (si consiguiera desconectar del todo, sería para nota), pero se atempera mucho con la idea de que comienza el fin de semana.
Mañana por la tarde será otra cosa seguro, en este blog está ampliamente documentada la asfixia del domingo por la tarde, pero el sábado por la mañana se disfruta. Me voy a leer un rato Un mundo sin fin, que no avanza como a mí me gustaría.
Etiquetas: felicidad, ken follett, sabado dolce vita, trabajo, un mundo sin fin
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