El duro oficio de repartidor
Esta tarde hemos ido la Sra. Bedel y servidor a hacer la compra mensual al Carrefour. Como siempre hacemos en estos casos, tiramos de pedido a domicilio, es decir, hacemos la compra y nos la llevan a la puerta de casa. Muy cómodo y, si excedes un mínimo de compra, el envío te sale gratis.
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El caso es que llegan por la tarde los repartidores del citado hipermercado, llaman al telefonillo y, con una vocecilla entre asustada y acojonada, nos dice uno de ellos: "Buenas tardes, ... oiga aquí tenemos su compra pero es que ..., que los ascensores no funcionan!". El susto y/o/u acojone es que vivimos en un noveno. Les decimos que si pueden hacer tiempo a ver si consiguen arreglarlo pero que nosotros no podemos hacer mucho más que avisar al administrador del inmueble. Nos dicen que tienen muchos pedidos y que no pueden esperar.
Sí, es lo que estáis pensando. Se subieron toda la compra (que no era poca, creedme) al noveno a pata. Oficio sacrificado el de repartidor. Y luego el gremio del oficinismo nos ofuscamos porque el aire acondicionado está un grado por encima de lo deseable. Así es la vida ...
Etiquetas: a domicilio, ascensor, compras, repartidor, sacrificado
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