Una hora de mi vida
Hoy he comprobado en mis carnes opulentas lo que es perder una hora de tu vida. He quedado con mi padre a la salida del trabajo para que me traiga la cesta de navidad de la empresa a casa con la furgoneta, y entre que se ha perdido y que venía tarde, he estado una hora de reloj esperándole en la calle. Sí, 60 largos e interminables minutos junto a mi cesta, que pesa como un demonio. Ganas me han dado de abrirla allí mismo y cenar. Con el poco tiempo libre que tengo, perder una hora de mi vida viendo pasar coches y con cara de gilipollas me duele en el alma. Se lo perdono porque es mi padre, porque me ha hecho el favor y porque me ahorro 40 euros que tendría que haber pagado si me la traen a casa, pero ahora mismo el mosqueo es supino. Y es que cuanto se valora el tiempo cuando no se tiene ...
Etiquetas: cesta de navidad, desencantos, desesperación
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