20 septiembre 2004

Charlas de café

Esta mañana me ha llamado un gran amigo para echar un café. Sin citas previas, sin haberlo organizado con dos semanas. Nada de eventos. Llamar y bajar. Es una de las pocas ventajas de estar los lunes al sol, que estás disponible para este tipo de sorpresas agradables.



Me encantan las charlas de café. En media hora te pones al día de como le van las cosas a tu interlocutor y repasas como te van a tí. Es un intercambio de información que va más allá de leer correos electrónicos, chatear o leer un weblog. Es otra cosa. Una buena forma de comenzar la semana.