11 junio 2005

Apoteosicas Malas Lenguas

Salí del curro a las 19:00 y quede a tomar unas cañas con Malasanta y el Profesor Asinquecualo antes de ir al concierto. Se unieron otros amig@s y nos fuimos para La Riviera con la ilusión de ese fan que hace años que no ve a sus ídolos en directo. Además tenía muchas más ganas de verlos después del accidente de Luis Auserón que obligó a postergar el evento.



Tenía la firme intención de olvidar la asfixia de ayer y la convicción de que me iba a gustar mucho. Y la verdad es que no me decepcionó. Ver a los hermanos Auserón en el escenario colmaba de sobra mis espectativas.

Llegamos a la sala pronto, nos tomamos unas cañas y enseguida me dí cuenta que la edad media del personal era, como poco, la mía, lo cual nunca viene mal, acostumbrado a ser el papa de muchos conciertos de lechones. Había muchas coronillas. Nos colocamos relativamente cerca del escenario y sin ningún tipo de apretón. Un buen sitio. Salieron bastante puntuales y comenzaron a desgranar sus malas lenguas en forma de versiones bluseras, rockeras y poperas, algunas espectaculares, casi todas interesantes. Vi a Luis un poco demacrado físicamente, pero se entonó enseguida y las notas inconfundibles de su bajo destilaban Radio Futura por los cuatro costados. Santiago (que parece que ha firmado un pacto con el diablo) estaba a gusto y se marco unos gorgoritos muy logrados. El resto de la banda, muy buenos, se ve que tienen años de carretera. El sonido muy fino. La corista, buenísima también.

Tocaron aproximadamente unas 13 o 14 canciones. Pero lo que la gente esperaba es que tocaran algún clásico de RF. Y en el primer bis se me puso la carne de gallina a la tercera nota cuando comenzó a sonar El canto del gallo. Ese "El jaleo de los dias de feria ya se oía a un kilómetro del pueblo ..." lo cantó todo le mundo al unísono. Los pelos como escarpias. Luego tocaron Anabel Lee, y esta vez me emocioné de verdad, porque es una canción que me llega al alma. Por último, para cerrar el bis, no podía faltar Escuela de Calor. El publico se volvió loco. Cerraron con la versión de Imagine de John Lennon.

En fin, que más puedo decir. Conciertazo. Comentando luego con Malasanta tomando unas cañas y unas tapas, llegamos a la conclusión que, independientemente de la devoción que hemos profesado y profesamos por la banda, al final lo que queda son las canciones, y esas son inmutables a lo largo del tiempo. Como me alegro de haber ido al Concierto. Hacía mucho que no me lo pasaba tan bien.

PD: Quería esperar a mañana para elaborar un post más consistente, pero no me he podido resistir a escribirlo ahora. Me voy a la cama descubriendo la maravilla, el sonido de mis propios pasos en la gravilla ...