Mal día ... malísimo
Hoy he tenido un día malo en el trabajo. De hecho, el peor día de los casi 11 meses que llevo en mi actual empleo. He salido de la oficina muy desanimado, cansado, tensionado y totalmente abatido. La ingratitud de mi actual ocupación hace que tenga que aguantar estoicamente una monumental bronca de alguien que no es uno de mis jefes (tengo varios), que deba soportar presiones día sí y día también, que tenga que lidiar con trabajos para los que no estoy totalmente preparado pero se me exige lo máximo y que tenga un permanente estado de inquietud con respecto a mi futuro en la empresa. Supongo que a más de uno le sonará todo esto. Y todo lo anterior teniendo en cuenta que estoy dando el 120% en lo que hago. Poniendo ganas y toda la carne en el asador. Debe ser la vida de lo que mayormente se conoce como un pringao. Alguien que cobra como si fuera un operario pero tiene responsabilidades de manager.
Sin duda un día (más) para olvidar. Y lo peor es que, para mi desgracia, no puedo desconectarme. Es más que probable que no pueda dormir esta noche. Los viejos fantasmas aparecen en estos casos para recordarte lo fragil que es tu proyecto laboral (tengo un contrato por obra que finaliza el mes que viene y no se si será renovado) y las malas experiencias pasadas retumban en tu subconsciente de manera muy poco sana.
Se me ha pasado en algun momento mandarlo todo al carajo, pero habrá que aguantar, mientras el cuerpo aguante. El alquiler y la conexión a internet no se pagan solas.
Me voy a dormir, mañana continúa la batalla y no tiene pinta de que sea un camino de rosas ...
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