19 noviembre 2006

Elogio de la lentitud

Parece ser que en este mundo que nos ha tocado vivir todo tiene que ir rápido. Nos levantamos revolucionados, ducha rápida y desayuno de pié. Vamos rápido al trabajo y nos enfrentamos con una ciudad acelerada, donde todo el mundo tiene prisa. Luego llegamos al trabajo y trabajamos rápido para que no nos pillen los deadlines, comemos rápido para poder seguir trabajando rápido, queremos volver rápido a casa para ir a comprar rápido al supermercado y hacemos una cena rápida para que te de tiempo a echar un vistazo rápido a Internet y postear rápidamente en tu blog. Nos sentamos delante de la tele y, mientras ojeamos rápidamente el periódico, hacemos un rápido zapping antes de irnos a la cama a echar un rápido polvete y a dormirse rápido porque mañana será otro rápido día que será necesario aprovechar.

Las prisas impiden profundizar y entender lo que pasa en tu vida, por eso solemos decir eso de "que rápido pasa el tiempo". No hay disfrute. Hay resultados. No importa hacer las cosas bien, lo importante es hacerlas a tiempo.

Carl Honoré hace una apología de la lentitud, no desde la perspectiva de hacer todo más despacio, sino de hacerlo en su tiempo justo. Muy recomendable si no queremos acabar esclavos de los relojes.

PD: Estoy cogiendo el gustillo a levantarme pronto los fines de semana. Estas horas del alba son más lentas y me da más tiempo a reflexionar ...