25 agosto 2008

Bismarck

Ya lo he dicho otras veces, pero nunca viene mal recordarlo. Uno de los síntomas más claros de que las vacaciones acaban no es la vuelta al cole de la chavalería, no es el reportaje en los telediarios sobre la depresión postvacacional, ni siquiera es la efemérides de la muerte de Lady Di. El verdadero indicador de la vuelta a la normalidad son los anuncios de coleccionables por fascículos en la tele. Todo un clásico.


Este año el coleccionable que me esta gustando mucho es el de la maqueta del Acorazado Bismarck. Joder, es que lo ves y te dan ganas de ir al kiosko a por el primer fascículo. Que chulada. Solo después de que haya pasado el anuncio, hacer un acto de constricción contrición y reflexionar sobre el particular, llegas a la conclusión de que no te interesa comprar lo que sea por fascículos pudiéndolo comprar más barato y completo en una tienda (en este caso de maquetas) sin esperar meses y sin preocuparte por ir al kiosko cada semana.

En fin, tampoco tendría mucho tiempo para hacer la maqueta. Casi que me ahorro la inversión ociosa, que la crisis aprieta. Tampoco me dejaré embaucar por la colección de libros de Terry Pratchett, los coches en miniatura, aprenda italiano, las naves de Star Wars (esta es molona), los molinillos de café, los relojes de antaño, etc etc etc.

Nota: Es la quinta actualización para modificar este post por faltas de ortografía y afinación del texto. Estoy muy espesito.

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