13 octubre 2008

Hospitales

Ayer estuve visitando a mi tía en La Paz. Afortunadamente solo fue un susto y estará bien pronto. La verdad es que hice un gran esfuerzo en ir, porque no soporto estar en un hospital. Ni siquiera de visita media hora. El mal rollo que me genera, la intranquilidad y las malas vibraciones que fluyen en el cargado ambiente me crean mucho desasosiego. Y encima, los temas favoritos para hablar en las habitaciones de un hospital, ya os podréis imaginar cuales son ... las enfermedades. Todo el mundo se pone a hablar de lo que le pasa, el propio enfermo, el enfermo de la cama de al lado, los acompañantes de ambos, la enfermera que entra, etc. Y cuando acaban con lo suyo, se ponen a hablar de las enfermedades de los de las habitaciones contiguas, a cual más penosa. Y se pueden tirar horas y horas. Y no solo hablan, sino que te muestran las cicatrices y todos los recauchutados. Y yo que me pongo malo solo con ver el goteo, toda esa cruda realidad la soporto con dificultad. Ayer estuve 45 minutos y salí mareado. Y porque no hablamos de las urgencias, que eso da para escribir un libro ...


Imagen: AgenciaCTA


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