Apechugando con sonrisas efímeras
Llevo unos cuantos días luchando a brazo partido contra la abulia, la incertidumbre y los viejos fantasmas del pasado. Los problemas coyunturales (a los estructurales te acabas acostumbrando) han irrumpido de golpe, cuando menos me lo esperaba. Nunca es buen momento para que aparezcan, pero las Navidades tampoco ayudan mucho a la causa, no es mi momento del año favorito precisamente.
Lo único que puedo decir a día de hoy es que estoy apechugando con ello, haciendo de tripas corazón y poniendo todo de mi parte para que no se me note demasiado. Construyo sonrisas efímeras, livianas, donde en condiciones normales deberían aparecer ceños fruncidos, halos de preocupación, caras serias. Hago como si no me importara mucho, como si todo fuera normal, intento seguir con mis rutinas, con mi vida, pero la procesión va por dentro. Hay desgaste interior, no se puede negar.
Lo fácil sería dejarse ir, tirarse por el tobogán y bajar a los infiernos, compadecerse, autocastigarse, no reaccionar. Pero ese es un lujo que ahora mismo no me podría permitir por muchas y poderosas razones que no vienen al caso. Es momento de apechugar, de poner toda la carne en el asador, aunque sea con sonrisas efímeras. Y en eso estamos.
Etiquetas: desencantos, efimeras, fantasmas, problemas, sonrisas
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