11 enero 2009

El observador inercial

En estos tres días que llevo metido en casa con gripe me he puesto en modo observador inercial. No, no es que me haya pasado desde el viernes leyendo libros de física mecánica newtoniana, no soy tan friki, es que la gran nevada que ha caído en Madrid el viernes y sábado ha propiciado que haya estado mirando mucho por las ventanas de casa. No dos minutos, ni quince, mucho más tiempo. Sin prisas. Con esa mirada de ilusión melancólica que tenemos los que no vivimos la nieve como hábito meteorológico. Y claro, hay fuerzas desconocidas, llamémoslas inerciales, que te empujan a la ventana y te obligan a quedarte horas embobado mirando como juegan los niños en el parque, las figuras que hacen los copos en los árboles, la gente que saca la nieve de los coches, etc, ajeno totalmente a toda la problemática del fenómeno.


Imagen: Fotomaf

Pero no todo fue idílico y perfecto. Podía ver pero no tocar. La gripe me impidió bajar a completar los sentimientos. Y como el fenómeno tenía fecha de caducidad, esa oportunidad se perdió hasta la próxima nevada, que a saber. En el fondo es como el título del blog, disfrutas de lo bello con la vista pero te desencantas por no disfrutarlo con otros sentidos. El yin y el yang de siempre.

PD: Estoy mucho mejor de lo mío, cansado pero sin fiebre. Muchas gracias a tod@s los que habéis estado preguntando por mi salud en este blog y en el dospuntocerismo. Se agradece el apoyo moral.

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