Lunes Santo

Aunque soy de esa minoría mayoritaria que trabaja los tres primeros días de la Semana Santa, este Lunes Santo es uno de los pocos lunes laborables que no odio con todas mis fuerzas. Es un Lunes especial por varios motivos, porque hago jornada continua, porque en la empresa donde trabajo casi todo el mundo está de vacaciones y se trabaja muy tranquilo sin que te molesten, y, sobre todo, porque son éstos unos días donde se aprovecha para adelantar trabajo pendiente no urgente que se amontona en la mesa. Es el momento de la productividad en estado puro. Y, últimamente, no hay nada que me satisfaga más en el trabajo que quitarme montones de papeles de la mesa.