31 diciembre 2010

Pequeño regalo que me hago

Dije hace un par de entradas que no escribiría mucho en este fin de año por falta de tiempo. Pero me he despertado para ir a trabajar un rato por la mañana y adelantar los 10.000 marrones que tengo pendientes y, por una vez y sin que sirva de precedente, tras ardua reflexión en la cama, he decidido que esos marrones pueden esperar al lunes y que me voy a tomar el día libre para cerrar unos temas pendientes, ayudar a la contraria en sus quehaceres y para desconectar un poco de esta estresante vida que llevamos. El lunes la cosa volverá a estar un poco más complicadilla todavía, pero necesito hacerme este regalito como colofón a un año 2010 que ha sido de difícil gestión y con más desencantos que bellezas.



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