Crónica vacacional (I): Huelva y el Algarve

Comienzo hoy una serie de entradas escribiendo sobre las vacaciones que hemos pasado la contraria y servidor por el suroeste de España y el Algarve portugues. Por no hacer un solo post excesivamente largo, prefiero ir comentando la jugada en dos o tres entregas.

Sanlucar de Guadiana. Al fondo Alcoutim (Portugal)

Pues allá que salimos para Huelva el pasado 5 de agosto en un Alvia de nuestra querida Renfe. Fuimos a hospedarnos a un pueblecito de la Huelva profunda, en casa de familiares de la contraria, así que en principio nos ahorramos el alojamiento y la comida, lo cual no es poca cosa, aunque como inconveniente pierdes libertad de movimientos ya que, al ir sin coche, dependes de donde te quieran llevar o de planes consensuados. Todo tiene sus pros y sus contras.

Paseo marítimo de Ayamonte

Lo primero que notas al llegar a Huelva es el calor que hace. Tremendo. Tampoco es que sean muchos grados más que en Madrid, pero el calor es diferente, más intenso, más bochornoso. Sin aire acondicionado no se puede vivir en verano y afortunadamente la casa de mi familia política estaba bien equipada, pero sales del entorno de aire y la bofetada de calor no te la quita nadie.

Otra de las dinamicas habituales de la vida en los pueblecitos onubenses, la siesta. En verano la vida se hace de 7 AM a las 10 u 11 de la mañana y luego ya no sales de casa hasta las 8 y media o 9 de la noche. Lo cual significa interminables siestas de más de 3 horas encucados en la habitación con aire. Así me dio tiempo a leerme tres libros de la selección que hice antes de irnos. El café, al contrario que Madrid, se toma después de la siesta, lo cual es lógico pero me costó acostumbrarme.

Puerto de Vila Real de Santo Antonio (Portugal)

Y luego lo que tiene la vida en los pueblos. Tranquilidad, gastronomía de la zona (una fruta, verdura y pescado espectaculares) y precios muy competitivos comparados con Madrid (Coca Cola en terraza 1 euro, kilo de pasteles, 6 euros, por poner dos ejemplos).

En cuanto al turisteo propiamente dicho, aparte de la capital, estuvimos visitando varios pueblecitos de la comarca interior (Lepe, Cartaya) y algunos de la ribera del Guadiana, como por ejemplo Ayamonte o uno con mucho encanto, pequeño pero muy cuco, Sanlucar de Guadiana. Playas las pisamos muy poco, no somos muy playeros todo sea dicho, pero estuvimos en Punta Umbría y La Antilla y la verdad es que están cojonudas, aguas frías eso sí, que el Atlantico es lo que tiene. También disfrutamos del tapeo típico en chiringuitos y bares de todo tipo y condición, esos chocos, esas gambitas, el pescaito frito, los adobaos, salmorejo, etc. Vamos, sin privarnos de ná.

Ferry entre Ayamonte y Vila Real. Y no me mareé.

Pasamos varios días a Portugal y estuvimos en algunos pueblecitos del Algarve fronterizos como Castro Marim o Vila Real de Santo Antonio y haciendo un tour litoral hasta Tavira y Faro. También nos gustó mucho y aunque fueron excusiones cortitas nos dio tiempo a ver muchas cosas. Nada de comprar toallas, muy bonitas pero no le veo la gracia. También comprobé que, aunque hay mucho del Barça, allí Mou es Dios y Cristiano su profeta, lo cual me congratuló mucho.

No se si es la pinta o la niña. La foto desde la Santa María.

El punto cultural fue visitar el muelle de las carabelas del descubrimiento de América que tienen montadas en La Rábida (Palos de la Frontera). Me gustaron bastante las reproducciones visitables de las carabelas, el audiovisual de media horita sobre el descubrimiento (bendito aire acondicionado) o la exposición con las cartas de navegación, instrumental de la época, tripulaciones, historia, etc. Muy recomendable.

La próxima entrega, Sevilla City y alrededores.