La última despedida
Por primera vez en casi cuatro años, no me he marchado de la estación, tras despedirla, con congoja en el corazón. Hoy la tristeza no ha aparecido mientras la saludaba a este lado del control de entrada de Atocha. Y es que, si todo sale bien, será la última vez nos despidamos en la estación. Y esto sube mucho la moral, pese a que sea domingo. Luce el sol en la meseta.
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