Días como estos
Hay días, como hoy, que abres la puerta de casa y te quieres hacer el harakiri. Llegas tarde, física y psicologicamente agotado, con la sensación que tu trabajo es un suplicio, que has metido la pata hasta el cuadril y no pasarás el examen de junio, que tienes que lidiar con varios jefes que están peleados entre ellos y te utilizan para tirarse los trastos a la cabeza, que pese a que has puesto interés y muchas horas, te faltan conocimientos para hacerlo bien, que el futuro no se ve claro.
Días como estos, que díria el amigo Van, que no se los deseo ni a mi peor enemigo, porque te minan la moral, te corroen y no te dejan descansar las pocas horas que te quedan antes de dormir intentar dormir.
El problema es que no tengo los cojones las narices para arriesgar e intentar cambiar la situación, porque llega un momento que uno es esclavo de sus errores y de sus nóminas.
Si no fuera por la Sra. Bedel, la cosa estaría casi al límite ...
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