Balance y propósitos
Se acaba 2006 y lo que supuestamente toca es hacer balance del año transcurrido y listado de propósitos para el curso venidero. Como ya he dicho en otras ocasiones, ni lo uno ni lo otro tiene mucho sentido porque, a fin de cuentas, estos sesudos análisis sobre nuestra circunstancia vital se pueden hacer (y de hecho se hacen) en cualquier momento del año, no obligatoriamente el 31 de diciembre.
Y es que además los propósitos (en mi caso) se suelen quedar en eso, en meras intenciones que casi nunca cumpliré, lo que implica que repasarlos y darme cuenta de mis fracasos se me antoja un ejercicio de masoquismo poco sano. Pese a lo anterior, la tentación es mayor que el raciocinio, y acabas repasando el año y buscando elevadas metas para el próximo, más como una tradición cultural que como un verdadero y serio ejercicio de mejora personal.
Con la perspectiva de los dos años anteriores (2004 annus horribilis, 2005 año de transición) tengo que decir que 2006 ha sido el año de consolidación de mi proyecto vital. Con mucho esfuerzo y no pocas dudas puedo decir que me voy integrando en el establishment social que se supone me correspondería, lo que, "en principio", parece que es algo bueno.
Pero además de este genérico, 2006 ha tenido sus bellezas y sus desencantos:
Bellezas: Por fin llego la independencia. Hay que decir que la Sra. Bedel todavía no me ha abandonado en nuestro primer año de convivencia, lo cual en sí mismo es toda una sorpresa :-). También debo sentirme afortunado de conservar esa nómina que nos da para vivir justitos y un techo alquilado donde protegernos del frio mesetario en invierno y del Lorenzo en verano. Ah, se me olvidaba, el cascarrabias de Kaiser ha llegado a nuestras vidas.
Desencantos: El más grande y doloroso (mi abuela se nos fue) y otros más estructurales (no he logrado encajar bien mi ritmo de trabajo y lo sigo pasando mal, mi obesidad sigue siendo empedernida y la bicha a veces me sigue visitando). Por otro lado la incertidumbre no acaba de abandonarme y sigo sin tener claras muchas cosas. Me sigue costando ilusionarme y la nostalgia de tiempos mejores me visita más de lo recomendable.
Propositos para el año que viene: Lo de "virgencita virgencita, que me quede como estoy" nunca está de más decirlo. Si además consigo que algunos desencantos se tornen en bellezas, miel sobre hojuelas. Ah, también me propongo seguir con el blog, tendreis que seguir sufriéndome en 2007, avisados estais :-).
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