Son aquellas pequeñas cosas ...
Perdón por ser tan pesado con el monotema de la independencia, pero es lo que toca. Llevo una semana de tal guisa y, si bien es muy pronto para hacer sesudos balances de como nos va, tengo ya algunas cosillas que comentar.
- Mi súbito y totalmente inesperado interés por el bricolaje. Llevo toda la semana buscando en la tele cuando echan Decogarden y Bricomanía. ¿Es grave, verdad doctor?. Cecí, ayúdame.
- La imperiosa necesidad de hablar todos los días con mi familia. Al ser uno un retrasado, se ve que no existe el adolescente sentimiento de "que me dejen en paz mis viejos que quiero vivir mi vida" sino todo lo contrario.
- Incremento inusitado de mi capacidad empática. Vivir con otra persona es lo que tiene. Se incrementan también mis (ya de por sí altas) tasas de paciencia y comprensión. Las de ella deben estar por las nubes.
- Reducción considerable de vicios ociosos, verbigracia, cambios compulsivos de canales de TV, maratonianas jornadas de prácticas guitarreras, interminables horas de jugar a la consola, fines de semana de lectura de prensa escrita y/o/u sudokus, y por supuesto nada de Internet.
- Incremento apreciable de estado de ánimo.
- Constatación palpable que la Sra. Bedel y yo vamos derechitos a ser unos dinkis de tomo y lomo, salvo por lo de hedonistas, narcisistas y con alto poder económico, se entiende. Más que dinkis pijos somos una suerte de dinkis de tortilla y pandereta, pero dinkis al fin y al cabo. Nadie es perfecto.
Para la primera semana no está mal.
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