El blog cómodo
Escribir un blog como el que perpetro es bastante cómodo para mí. No tengo una responsabilidad para con él. No saco un euro de él. No hay exigencia, no hay una meta u objetivo claro. Escribo cuando quiero, de lo que quiero (salvo alguna autocensura puntual) y sin ningún tipo de presión. A veces por placer, a veces por inercia.
Si hay visitas y comentarios, mejor, si no las hay, tampoco pasa gran cosa. Que no escribo un día, no pasa nada. Que no escribo en un mes, tampoco se hunde el mundo, salvo que en los comentarios del último post escrito mis incondicionales se preocuparán por mi ausencia durante un tiempo. Si cierro el blog de un día para otro sin más explicación (ya lo hice en mi anterior proyecto) en tres meses nadie volverá, salvo algún despistado de última hora y en un año ni siquiera se acordarán de tí (o es que alguien se acuerda, por ejemplo, de Las Cinco del viernes, El Feo o de Salva de la Vega). Análogamente, si escribo posts malos, aburridos, metidos con calzador, es igual porque, salvo casos muy puntuales, nadie me dirá que estoy escribiendo bazofia.
En resumen, escribir un blog personal como éste, es simple y llanamente, un divertimento, un pasatiempos. Ayer alguien me decía que yo tenía talento para escribir, incluso alguien un tiempo atrás me decía que desperdiciaba el talento escribiendo gilipolleces. Aun dando por supuesto, que es mucho suponer, que quizás tuvieran algo de razón (en lo del talento), es muy cierto, y ya lo decía Einstein, que talento sin esfuerzo no da resultados.
La pregunta es si yo quiero o necesito que este blog de un resultado. Y si puestos a pensar en un resultado, el esfuerzo que suponga me compensará. Me temo que seguiré desperdiciando ese supuesto talento que poseo ...
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