Indefinida disyuntiva
Llevo unos días muy asfixiado. Lo reconozco. El exceso de trabajo y las tensiones no me dejan vivir tranquilo. Y eso se nota no solo en mi vida rutinaria, sino en los posts que escribo, muy centrados en esta problemática. Intento escribir de otras cosas, de mis chorradas de rigor, pero no me sale. Vuelvo una y otra vez a pensar en lo mismo, y al final escribo de lo mismo.
Y este post no será excepción. Se supone que debería estar contento, hoy me han propuesto hacerme indefinido en la empresa en enero, después de casi dos años con contratos temporales. Y digo que debería estar contento porque, aunque un contrato indefinido hoy en día no es garantía de nada, por lo menos me abre la puerta a una futura firma de la hipoteca de mi piso. Y si debería estar contento, ¿porqué no lo estoy completamente? ... porque sigo cobrando lo mismo de antes, mi prorratean las pagas, trabajo a un ritmo altisimo y con una exigencia que no se corresponde con mi puesto, mi trabajo está a una hora y veinte de mi casa (si los transportes van bien) y ahora encima me han cambiado el horario y salgo una hora más tarde, es decir, a las 20:00 h. a partir de enero.
Por eso vuelvo a plantearme la clásica disyuntiva de siempre, aguante o ruptura. Elegiré la primera con la inocente esperanza que sea una mala racha y todo se normalice, lo cual no significa que cada vez más a menudo divague sobre como sería mi vida si elijo la segunda ...
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