Método sabatino matutino
Me gusta ser metódico. No lo puedo remediar. Soy poco amigo de hacer las cosas por impulso, por repentina inspiración. Lo reconozco, me atraen más las estructuras que las coyunturas, que le vamos a hacer. Y los sábados por la mañana pongo a funcionar mi método sin ningún tipo de solaz concesión, para desconsuelo y asfixia de la Sra. Bedel.
Este método sabatino es sencillo. Levantarme a las 7 o 7 y media (como todos los días, malditos bioritmos) holgazanear un rato en Internet, oir A vivir que son dos días, hacer unas cuantas perrerías al cascarrabias de Kaiser (como por ejemplo el conocido "trufa con trufa") y adelantar el libro que estoy leyendo u ojear revistas o periódicos.
Después despierto a la Sra. Bedel, desayunamos y holgazaneamos un rato en la tele mientras decidimos quien va a comprar y quien se queda a limpiar la casa. Antes me gustaba más lo primero. Ahora me suelo quedar con lo segundo. Y así, con furtivas escapadas a Internet, musiquita en la cocina y más fuerza de voluntad que ganas, se va pasando la mañana del sábado.
Este es el método agradable. El desagradable es levantarte y currar toda la mañana para acabar los malditos informes. Hoy toca el agradable. Menos mal ...
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