24 marzo 2005

Semana Santa

Cuando era un lechón, la Semana Santa era todo un acontecimiento. En el peor de los casos disponías de 12 días de vacaciones como doce soles. Todos mis amigos también los tenían, y era como tener unas minivacaciones de verano. En mi familia, que sin llegar a tener una cultura anticlerical se ha bordeado siempre el límite entre cristianismo no practicante y el agnosticismo (yo he sido la oveja negra, porque estoy entre agnostico radical y ateo moderado) , la Semana Santa era más un periodo de asueto que otra cosa.

Tampoco es que salieramos mucho. Quizás algún año al pueblo, pero era excepción. Se hacian en casa esas cosas que nunca te da tiempo a hacer en jornadas habituales y que suelen ser un coñazo (limpiezas generales, ordenar la estantería de libros, meterte en el trastero, limpiar el coche, etc etc). Yo me intentaba escaquear y casi siempre lo conseguÍa.

Pero desgraciadamente esto ha cambiado un poco, ahora, en el mejor de los casos, te respetan los cuatro días de vacaciones. Ya no te puedes escaquear y encima hay que preparar trabajo. Se suceden las visitas de familiares que hay que atender y los días se te pasan volando. Encima no puedes salir, porque tus amigos se han hecho mayores y todos desaparecen. Y de ver la tele estos días mejor ni hablamos.

Por lo menos este año viene ella a pasar unos días a casa y estoy contento por ello. Hay que adelantar proyectos ...