Mi pusilanimidad
Reconozco que hay pocas cosas en mi vida cotidiana que logran que exteriorice mi crispación. Controlo bastante bien lo que se denomina "sacarme de mis casillas" y es rara la situación que lo consigue. Aun a riesgo de que me tachen de pusilánime, flojo o falto de sangre en las venas, paso por ser una persona templada y paciente hasta límites insospechados. Y estoy seguro que esta actitud tiene sus pros y sus contras, como casi todo en esta vida. En situaciones límite, incluso evito la confrontación a toda costa, lo que me ha colocado en algún momento puntual la etiqueta de cobarde. Como dice mi padre "Cobarde sirve para otra guerra".
Lo digo porque hace unos días un conocido mío se quedó atónito cuando le dije que en mi vida me había peleado con nadie hasta llegar a las manos. Yo pensé que me iba a felicitar, pero dijo: "espero no ir contigo si nos tenemos que defender de alguien que nos quiera pegar". Sonriendo le contesté: "yo espero que nunca nadie nos quiera pegar, independientemente de con quien vayamos" ...
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