Prorroga y penaltis
Hoy es uno de los pocos domingos del año en que mi amiga la asfixia me da un día de descanso y se traslada al lunes por la tarde. Todo un detalle por su parte. Eso de disfrutar de esta prorroga, de un domingo sin esa pesada losa, es toda una experiencia para mí. Y debo aprovecharla.
Y en eso he estado esta tarde. Me he ido, después de la tradicional comida dominguera en casa de mi progenitor, con la Sra. Bedel al Centro Comercial, esa solución de ocio en las ciudades dormitorio del extrarradio de la capital del reino.
Aunque al final hemos tirado unos cuantos penaltis y no hemos podido salir victoriosos, da exactamente lo mismo. Íbamos al cine pero la cartelera era tan sumamente mala que se ha descartado entrar. Entramos a comprar algo al Carrefour y había tropecientas mil personas y unas colas de flipar. Volvemos a casa y nos cae una lluvia de golpe que hemos llegado calados.
Pero no importa, nada importa este domingo, porque mañana, sí, mañana, no voy a trabajar. Y nada ni nadie podrá quitarme hoy la sonrisa de la cara :-).
Etiquetas: asfixia, bellezas, centro comercial, domingo, lluvia
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