Telediarios felices

Hoy es uno de los pocos días del año que me apetece realmente ver los primeros 20 minutos del Telediario. Hoy la felicidad ha sido noticia de portada. Una felicidad efímera quizás, porque no deja de ser vil metal (ya diría el maestro Sabina "Era tan pobre, que no tenía más que dinero"), pero felicidad al fin y al cabo. La política, los sucesos, la crisis y el desencanto rutinario pasan a un segundo plano y se exhiben los anónimos agraciados, saltando, brindando, con una sonrisa de oreja a oreja y la fotocopia del décimo más buscado. Y las loteras y loteros más felices aún, diciendo lo de siempre "Yo no llevaba nada y ha estado muy repartido". Eso sí, el subidón solo dura un día para todos, porque a los que no nos ha tocado nada se nos olvida pronto, y a los agraciados no es que se les olvide, pero comenzarán a pensar en sus números. Y los números siempre dan dolores de cabeza, que yo lo se muy bien.

Imagen: Luis Sevillano (El Pais)

Y aunque sea difícil de creer, aunque este año tampoco me haya tocado absolutamente nada (jugaba poco, unos 70 euros), no tengo ni pizca de envidia cuando veo a la gente feliz porque les ha tocado el gordo. Llega un momento en la vida en el que no esperas nada del azar, que la búsqueda del golpe de suerte no es una necesidad perentoria. Y cuando no se espera nada, no se pierde nada. Si acaso la mínima esperanza que una pedrea te haga recuperar lo jugado. Pero es tan mínima que ni se nota. Como diría mi abuela, que era muy sabia y también, como buena soriana, muy aficionada a la lotería "Si nos toca algo será de regalo, porque lo que has jugado, ya lo has perdido".