24 marzo 2005

Frikadas semanasanteras

Yo lo del fervor religioso no lo entiendo mucho (será porque no soy muy creyente, claro). Lo respeto al máximo, que conste, pero a veces me sorprende la capacidad de sacrificio del personal. Hay semanas santas como las de Sevilla que son un espectáculo cultural en sí mismas, más allá de la religión. Las procesiones son rituales que aunque no seas creyente impresionan. Los pasos, las saetas, la entrega de los costaleros y todo el ambiente que se mueve allí. Es algo que, aunque lo veas con distancia, no agrede. La sobriedad Castellana, las tamborradas del Bajo Aragón, y algunas costumbres ancestrales que son muy curiosas como la Danza de la Muerte, en Verges (Girona), La Diablesa, en Orihuela (Alicante) o la Pasión Viviente de Balmaseda, pues pueden sorprender pero nunca te producen rechazo.



Pero luego hay otras historias que ya como que se radicalizan un poco más, como los famosos picaos de San Vicente de Sonsierra (La Rioja), los empalaos de Valverde de la Vera (Extremadura), o incluso las crucifixiones reales en Filipinas. A mi esto ya no me gusta tanto, me parece demasiado.