24 mayo 2005

Gimnasia para oficinistas

El sedentarismo no debe ser muy bueno. Ahora que trabajo, tengo más difícil, si cabe, llegar a mi objetivo de conseguir un "corpore sano" y me las tengo que ingeniar para hacer algo de ejercicio y una dieta saludable en un medio urbanita caótico e infernal. Tarea harto complicada para una encorbatada y estresada víctima del establishment.



Pero algo hay que hacer. Usemos el pensamiento lateral:

- Bajarme un par o tres estaciones antes y llegar andando al trabajo. Eso implicará levantarse antes y salir antes, es decir, se produce un doble gasto de calorias, el gasto de andar y el gasto de estar más tiempo despierto.

- Mantener una actitud proactiva en el trabajo. Pensar adelgaza. Estresarse, también.

- Comer a base de ensalada y pechuga de pollo a la plancha, eso sí, por no menos de 12 euros. El centro es el centro. Pedir jarra de agua, que es gratis y adelgaza.

- Levantarte muchas veces al servicio, a preguntarle algo a tu superior, a estirar las piernas. Además de escaquearse y desconectar, adelgaza.

- Volver andando a tu casa, aunque vivas a hora y cuarto en tren. Con un poco de suerte, llegarás a tiempo de dormir un par de horas, lo suficiente para cargar pilas y repetir el ciclo una y otra vez.

No se si se aguantaría mucho, pero adelgazar, se adelgaza fijo.