25 marzo 2007

Analgésico contra el domingo

Mañana comienza una semana crucial en el trabajo. Varias reuniones, entrega de trabajos y un montón de gestiones por realizar antes de la Semana Santa. Y como no podía ser de otra manera, hago todo lo que no tengo que hacer un domingo por la tarde: me echo una siesta de la que me levanto fatal, me asfixio y me desencanto, me pongo de mal café y solo pienso en el curro y en todo lo que tengo que hacer.

Lo peor es que ni siquiera intento cambiar la situación. El domingo por la tarde es como un dolor de muelas, hasta que el analgésico no hace su trabajo hay poco que hacer. Mi analgésico es llegar al miércoles. Maldito trabajo el que me he buscado.

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