El tabaco y mi circunstancia
Hoy entra en vigor la nueva ley anti-tabaco, más restrictiva si cabe que la anterior. Se prohíbe fumar en cualquier sitio cerrado y en algunos abiertos, como parques infantiles e inmediaciones de colegios y hospitales, con multas para dueños y clientes que la incumplan.
¿Que qué me parece la medida?. Me parece muy bien, ya que yo soy no fumador y me beneficia la ley, pero creo que se están sacando las cosas de quicio contra los fumadores. No me gustan las posiciones antitabaquistas radicales (en general no me gusta ningún radicalismo). Aunque creo que la libertad de no respirar humo es de mayor rango que la libertad de fumar en un sitio público, y se debe imponer por lógica, la estigmatización al fumador me parece excesiva.
Si un fumador es respetuoso, y muchos lo son (otros no pero muchos sí), no debería haber mayores problemas. Se cumple la ley y punto. No veo polémica alguna. Quien quiera fumar y sea mayor de edad, ya sabe lo que hay y los riesgos que corre. Que lo haga en los pocos sitios en los que esté permitido y dejemosles en paz.
Quizás piense así porque, pese a no haber fumado en mi vida (nada, cero, ni en las bodas, ni el pitillo adolescente cuando todos mis amigos lo hacían), mis padres han sido fumadores y puedo entender que, en muchos casos, fumar deja de ser un capricho para ser una adicción, por las mierdas que le meten al tabaco. No es justificación, pero es un factor a tener en cuenta. Más que presuntos delincuentes o caprichosos, muchos fumadores son simplemente adictos a una droga.
Aunque objetivamente que mis padres fumaran me convertía de facto en fumador pasivo, siempre me inculcaron lo malo que era el tabaco y consiguieron que ni mi hermano ni yo fumáramos. Lo que en los 70 y 80 era un acto social de lo más normal ha pasado en 30 o 40 años a convertirse en un delito. Eso dice mucho de nosotros como sociedad. Fumar es malo, muy malo, y se debe proteger a quien no fuma, pero nadie debe imponer la libertad individual de quien, en un sitio donde no moleste a nadie o en su casa haga lo que le venga en gana. Si se jode los pulmones es problema suyo, no hace falta que te lo recuerde nadie.
PD: Que conste que a mi no me gusta que fume mi padre, por ejemplo y me preocupa su salud, obviamente. Lo ha intentado dejar muchas veces pero es una adicción muy hijadeperra. Por otro lado, mi contraria fuma también. Comenzó hace no mucho, lo cual no acabo de entender, pero eso es otro tema en el que no entraré hoy. Evidentemente no me gusta un carajo, pero como es respetuosa conmigo y con mi ambiente vital, yo no tengo mayores problemas. Ella sabe cuales son los límites y las consecuencias y yo no se lo puedo prohibir porque no soy su dueño.
Etiquetas: fumar, ley antitabaco, libertades, respeto, tabaco
2 Comments:
No estoy del todo de acuerdo con vd. Tachar de radicalismo esta ley es un error, puesto que no se prohíbe el fumar, sino hacerlo en lugares en donde se tiene que compartir espacio. Quien quiera fumar puede hacerlo, allí donde no moleste. Aunque entiendo a aquellos fumadores que han puesto el grito en el cielo y entienden esta ley como una medida radical y una persecución, porque éstos de siempre han fumado en donde les ha dado la gana imponiendo su humo a los demás (¿acaso no es esto una forma de radicalismo?) y de repente llega un día en que no pueden hacerlo. Pero tiempo al tiempo. Si los que no fumamos hemos estado toda la vida aguantando un humo que nos molesta y nos perjudica, de igual manera los fumadores pueden aguantar estar un rato sin fumar. Y quien no pueda estar 10 minutos sin fumar es que tiene un problema y debería hacerselo mirar.
El tabaco es una adicción, si como bien dice Carlos no se puede aguantar alguien sin fumar 2 horas, el problema no lo tenemos los no-fumadores, lo tiene ese fumador. Otra cosa es que nos quiera cargar a los demás con sus miserias a causa de las laxas costumbres del pasado.
Y no nos engañemos, la salud de y el respeto hacia los que hemos decidido no ser fumadores está por encima de cualquier otra consideración. La ley llega más tarde que pronto, pero al fin llega.
Y yo sigo viendo los bares llenos, por mucho que se quejen.
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