No es un viernes cualquiera

Normalmente el viernes por la tarde noche suele ser mi mejor momento de la semana. Sales de currar después de una semana muy dura, con mil marrones y problemas de toda índole, y el fin de semana aparece ante tu circunstancia como la tabla de salvación para relajarte y olvidarte un par de días de todo el infierno laboral. Algo necesario para recargar pilas, todo un bálsamo contra el burnout.

Pero este finde no será de descanso, todo lo contrario, será de más trabajo. Dos circunstancias se han unido sin solución de continuidad: tengo que entregar unos informes la semana que viene y no he tenido tiempo de cerrarlos por el exceso de trabajo (y encima Auditoria, dos señores con corbata 15 días en mi despacho pidiendo papeles y datos como ametralladoras), y tengo pendientes de hacer las puñeteras declaraciones de IRPF de mi contraría y mía. Que divertido :-/

En consecuencia, al no haber finde de relax y de descanso, el viernes tampoco es el mejor de mi vida.

Hay veces que piensas en mandarlo todo al carajo ... luego se te pasa porque más cornadas da el hambre y hace mucho frío ahí fuera, pero pensarlo, lo piensas ...