Balance 2012, esta vez sí
Últimamente no suelo hacer en el blog balances del año saliente y propósitos para el entrante. Abandoné esa perniciosa y manida costumbre cuando me dí cuenta que ni lo primero ni lo segundo eran ejercicios excesivamente saludables para el que suscribe. A más a más, el interés para los que leéis tampoco es que sea el acabose. Por si fuera poco, la #putacrisis y otras zarandajas vitales hacen que en mi caso tienda a infravalorar lo bueno que te sucede y a exacerbar los desencantos, que no son pocos. Y para rematar, un listado de propósitos para el nuevo año se antoja demasiado voluntarísta y ciertamente masoca.
Pero este año, que sin duda no ha sido uno más, si quiero hacer alguna reflexión sobre el particular, y quizás mañana escriba algo sobre prospectiva vital para 2013. Esta bitácora es así de impredecible e incoherente. Mi blog es mío y me lo fornico cuando quiero, que dirían los blogueros viejunos.
En cuanto a 2012, decir que ha sido un año de cambios. Y el cambio, como estudié en la carrera, es el motor de la supervivencia (de lo que sea, de una empresa, o de la empresa de la vida). Quien no cambia, tiene todas las papeletas para quedarse en el camino. Y yo este año he cambiado, he experimentado nuevas sensaciones en mi vida, he enfocado importantes modos de hacer. Y eso, sin duda, es algo digno de reseñar.
Un año que me ha traído entre otras cosas mudarme al nuevo piso con la contraria y cambiar mi estatus de arrendatario a propietario, con todo lo que eso conlleva. Mi boda con el banco malo fue allá por octubre. Como ya he comentado, queda casi todo por hacer, pero tenemos un techo, si mantenemos nuestras nóminas, claro.
Y ese es el segundo hito imprescindible. Hemos sobrevivido a un año más de crisis. La contraria consiguió curro, que en estos tiempos que corren debe ser tildado de autentico milagro, y yo, con mucho esfuerzo y poniendo toda la carne en el asador, dejándome literalmente la piel y haciendo más horas que un reloj, he logrado mantener el mio, lo cual es en si mismo un tremendo éxito. Pasa su factura, pero ahí está.
Por otra parte ha sido un año de cambio en mi modo de pensar. Tener el 4 en el marcador parece que facilita estos menesteres. El arquetípico de donde vengo, a donde voy y que quiero hacer con lo que queda de mi existencia, no debe faltar en cualquier cabeza de cuarentón que se precie. Y sí, hubo catarsis y nuevos modos de ver muchas cosas. La constatación que no hay que mirar tanto atrás y más adelante. Pasar de la zona cómoda y predecible a una zona de incertidumbre pero de ilusión. Ganar confianza en mi mismo y demostrarme que puedo tener más belleza que desencanto. Hacer caso a quien me lo repite constantemente. Es un cambio fundamental y sin vuelta atrás. Ya nada volverá a ser como antes, que diría aquel ínclito grupo.
Por otro lado también hay algunos retos que no han sido muy bien enfocados este año, pero que estamos en ello. #elclubdeladieta podría ser uno de ellos. Recuperar ilusión por superar algunas debilidades históricas, otro. Lo importante no es el fin, es el camino.
En cuanto a mi dospuntocerismo, que cada vez cobra más importancia en todo este invento que llamamos existencia, me ha dado muchas alegrías este año. He desvirtualizado a amigos de verdad, gente que merece muy mucho la pena, y he forjado o asentado amistades muy solidas, imprescinibles, de las que estoy muy orgulloso y que me han hecho y me harán disfrutar y pasar momentos inolvidables. Como ya hemos dicho, no hay vida online y vida offline, ambas realidades son parte de la misma vida. También ha habido algunas decepciones, pero como es preceptivo, han sido olvidadas ipsofactamente. Me quedo siempre con lo bueno, que en este caso también es mucho. Os quiero people.
Por último, esta bitácora desencantada y bella a la vez, ha tenido su particular annus horribilis en 2012. Pero seguimos aquí, y también es algo positivo.
A parte de todo esto, me han pasado muchas más cosas, pero serán harina de otros posts venideros. 2012 ha sido para mi un año positivo, pese a todo. Y los Mayas no tenían razón, aunque de alguna manera si ha cambiado todo, eso seguro. Solo quería transmitiros este sentimiento. Gracias a todos por seguir aquí, conmigo.
Etiquetas: balance, bellezas, desencantos, fin de año, la vida, propositos
2 Comments:
Yo en 2012 también he cambiado de dígito (del 2 al 3) y es verdad que hay nuevos enfoques en viejos temas y que aprendes a tomarte las cosas de otra forma... En mi caso, no obstante también han aparecido nuevas preocupaciones que imagino que se irán cuando el marcador vuelva a cambiar?
Ha sido un placer leerte en 2012 y a ver que desencantos nos traes en el 13...
Un abrazo
Venga,venga,a animarse que yo voy por el 5 y largo,lo mejor de todo es seguir y seguir.Abrazos.
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