Darlo todo en Nochevieja #YANO

Hace años que no lo doy todo en Nochevieja. De hecho, hace años que no salgo en Nochevieja. Realmente no me acuerdo de la última Nochevieja que lo dí todo, hace mínimo seis o siete años. Darlo todo de verdad, de trompazo indecente o de fiestorro inconmensurable, yo diría que incluso más. Ya lo he reflexionado por estos lares además.

Será que ya me he hecho viejuno, será que ya no quedo con mis amigos porque están igual de mayores que yo y encima con niños, será que me da pereza luchar por una copa en un antro lleno de gente, será que puedo salir con la contraria cualquier otro finde, será que no estoy dispuesto a gastarme ni un euro en una fiesta de cotillón al uso, ni mucho menos en una Macrofiesta (eso ni cuando era joven), será que tampoco encuentro posibilidad de juntar a amigos en casas propias o ajenas para tomar unas copas, sera que no tenemos coche y todo es mucho más difícil o, lo más probable, será que no siento la necesidad de hacerlo. De hecho, lo que antes era una tragedia griega, no salir en Nochevieja, ahora no solo es aceptable, sino casi una elección perfectamente asumible. Incluso apetecible.

Salvo sorpresa monumental, volveré a no darlo todo en Nochevieja. Uvas, familia, tele, teclas y poco más. Y lo de ir a la puerta del Sol, en fin, totalmente descartado. De hecho vivo en Madrid y nunca he ido, ni cuando era un lechón, que ya sabemos que cuando eres lechón no tienes frío. Pues ni por esas. Llamadme aburrido o seta, pero es lo que hay. Sad but true, que diría Metallica.