03 mayo 2013

El gran crack de la mediana edad

Tenía pendiente leer este buen articulo de Miqui Otero en la sección de cultura de El Pais, "Novelas de (de)formación: el gran crack de los 40". Lo metí en favoritos porque era largo pero sabía que el tema me interesaría, más que nada porque soy protagonista. Sí, amigos y compañeras del metal, estamos hablando de la famosa, vilipendiada e inevitable Crisis de los 40. De lleno oiga. Y ahora que tengo un poco más de tiempo por el Acueducto, pues me lo he leído y no puedo evitar un post sobre el particular.



Ya he hablado de refilón en el blog de este tema, sobre todo en las últimas entradas cumpleañeras, y en esta entrada de la imprescindible American Beauty, pero no le he dedicado todavía, muy raro, un post específico como éste. De la Crisis de los 30 me explayé en su momento, en el post que ha sido más visitado y comentado de los más de 3.000 y pico que he publicado En la Belleza. Será que el tema de las crisis de la edad interesa.

Pero la crisis de los 30 poco tiene que ver con la de los 40. Por lo menos en mi caso. En los 30 te das cuenta que ya no eres un niño y que las cosas van en serio. Y si no estás bien encauzado, te entran las asfixias propias de ese momento vital en el que se van tomando decisiones importantes y, si no estás en la pomada, la cosa se pone complicada. Sin embargo los 40 es otra historia. Se supone, y digo bien, se supone, que ya estás centrado, que ya has tomado las decisiones importantes de tu vida, que ya has construido. La mediana edad, ese momento en el que eres adulto pero no viejo, en el que no eres joven pero quieres volver a experimentar esas sensaciones aunque, si tienes la posibilidad, lo mismo ni te apetezca repetirlas como las viviste. Ese momento de cuestionarse casi todo lo que has hecho, de darse cuenta de que las expectativas creadas no siempre han fluido hacia los objetivos y metas conseguidos. Esa etapa complicada y confusa de la vida, en la que lo mismo te da por comprarte un coche de Canis que irte a poner rayos UVA.

Pero el signo diferencial de la crisis de la mediana edad es que vuelve a abrir la espita de los deseos, de esa nostalgia de tiempos pretéritos, de esos sueños no realizados. Es una etapa de búsqueda, de reafirmación, o de cambio. De mucho cambio. Y es que además, normalmente se curra como un cabrón para sostener "ese estado del falso bienestar actual" que se supone que te llevará a una hipotetica y utópica felicidad, se cuidan niños (quien los tenga) que ya empiezan a ser mayorcitos, y se vive, salvo si eres Flavio Briatore claro, en un estado permanente de limitación. De no poder hacer lo que te apetecería, de no ser politicamente incorrecto, de no romper el status quo que tanto te costó conseguir. Se hace lo que se tiene que hacer. Es lo que hay. Pero te pones a reflexionar y dices, todavía tengo tiempo. Todavía puede ser. ¿Porqué no?. Voy a mandar todo al carajo. Aunque luego no mandes nada. Pero lo piensas. Lo piensas mucho. Auqnue al final te tomes las Pastillas del Maestro Sabina.



PD: O haces que te las tomas y las guardas todas en un botecito ...

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