Esos quinces de agosto
Está siendo un 15 de agosto muy anodino, una vez más. Salvo alguna excepción, cómo el año pasado, el día festivo y/o puente del mismo lo solemos pasar en casa, tranquilos eso sí, sin hacer gran cosa aparte de cebarnos en casa de mi progenitor, que no está mal, pero tampoco es que sea el colmo de la diversión. Otro 15 de agosto que va pasando cadencioso y sin pensar, que dirían los Gabinete.
Y es que esta fecha señalada, siempre ha estado asociada a pensamientos positivos, a buen rollo, a diversión, a risas, a juegos, a fiestas de pueblo, a peñas, a emociones adolescentes y no tan adolescentes, a mucho aprovechamiento vital, hasta que llego probablemente el peor día de mi vida hasta la fecha, donde todo se torció para siempre y nada fue igual, pese a que volví varios veranos más después, pero ya ni la ilusión ni el planteamiento era el mismo.
El caso es que el cerebro es listo y discrimina los recuerdos malos y potencia los buenos, por lo que este post quería enfocarlo a recordar lo positivo, esas fiestas de un pequeñito pueblo soriano en la virgen de agosto, esos primeros e inocentes escarceos con la chica que te gustaba, esa amistad y camaradería con los amigos que veías una vez al año, esos primeros vaivenes alcohólicos propios de la edad, esas cartas manuscritas que se mandaban cuando no había Internet ni móviles, esa libertad que no tenías en la ciudad, esos partidos de fútbol de verano, ese frontón, esas piñatas y juegos rurales sin Nintendo DS ni Smartphones, esas excursiones al pantano o al monte, esos torrenillos con pan de hogaza que sabían a gloria o esa casa de pueblo con mi abuela sentada en el pollo feliz porque nosotros lo estábamos. Tantas y tantas cosas que permanecen en mi recuerdo y que afloran justo en este momento.
Esos quinces de agosto ya nunca volverán.
Etiquetas: agosto, desencantos, fiestas, nostalgias, pueblo, recuerdos, verano
2 Comments:
¡Qué bien has descrito esos años "Alcantara"!
Lo bueno que tienen esos recuerdos es precisamente eso, que puedes evocarlos siempre que quieras y siempre te harán sentir bien.
Aunque han pasado muchos años, siento que te pasará una desgracia tan grande.
Un beso muy grande. M.Carmen.
Sin duda M.Carmen, la nostalgia siempre reconforta, aunque su abuso, como casi todos los abusos, es peligroso. Nos lo tomaremos en dosis controladas :-) Un fuerte abrazo!
Publicar un comentario
<< Home