09 noviembre 2013

Felicidad vital y Candy Crush Saga

Una buena metáfora de la felicidad y de la vida la podemos encontrar en el Candy Crush Saga. Cuando dos bolas negras se juntan, experimentamos un momento de efímera felicidad. Para los neófitos en el juego, la bola negra explota todos los caramelos del color que toca y, si se combinan dos bolas negras, explota todos los caramelos de la pantalla. Esta situación pasa en contadas ocasiones y es muy espectacular. Muchas veces esta combinación te ayuda a superar el nivel, pero no siempre. Se puede alcanzar el objetivo con otras jugadas, aunque suele costar bastante más. Los jugadores experimentados pueden intentar buscar la doble bola negra con más posibilidades de éxito, si bien en buena medida también depende de la suerte y de cómo tengas los caramelos dispuestos en la pantalla. Pero la experiencia cuenta. Es más sencillo que esas situaciones se produzcan si se sabe jugar.


Los momentos felices son así. Difíciles de conseguir, efímeros, y a veces ni siquiera cumples el objetivo de superar el nivel, de lograr tus metas, ya sea porque no sabes jugar, o porque los caramelos están puestos con muy mala leche. Pero en ese momento, en el justo momento que explotan las dos bolas negras y todo el panel se pone en ebullición, en ese momento eres feliz. Y hay que saber aprovechar esos momentos, disfrutarlos y pensar que quizás no se vuelvan a repetir en cierto tiempo. Cuesta mucho encontrar dos bolas negras que se unan, pero puede volver a suceder. La felicidad no es un estado, son momentos. Si se han juntado las bolas negras y no has conseguido pasar el nivel, evidentemente te sientes frustrado, pero el momento no te lo quita nadie.

Dicho lo anterior, no podemos obviar que en el Candy, como en la vida, si no pasas el nivel puedes volver a intentarlo. Una y otra vez. Aunque la posición de los caramelos no te sea propicia, si eres perseverante, si quieres que lleguen más momentos felices, puedes empezar otra vez el nivel. El dinero te puede ayudar en determinados casos a comprar boosters o movimientos extra y te facilita avanzar, pero tampoco es garantía de nada. En el fondo, la ilusión en que puedes pasar por tus propios medios es lo que te mueve a volver a intentarlo, a no dar nada por perdido.

Por resumir: El Candy es como la vida. Si estás enganchado al final acabas el juego.

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