"No voy a cerrar el blog", "postearé cuando pueda, sin presión", "no pasa nada por no postear", "el blog está ahí para cuando se necesita", "le tengo mucho cariño", "vendrán tiempos mejores, aguantamos", etc. Son frases que me habéis leído muchas veces en varios posts que he escrito, sobre todo en los últimos dos años, refiriéndome a La Belleza. Por poner ejemplos: Reenganche o silencio, Ritmo de posteo o ¿Hay que replantearse el blog?. Alguno más hay.
Y estas afirmaciones siguen siendo ciertas actualmente. Sigo pensando que la Belleza del Desencanto es algo totalmente imprescindible para mí, no ya el blog en sí, que en el fondo es un mero contenedor, una herramienta, sino el concepto de comunicar, de expresarme, de sentir que alguien me lee y que esa lectura provoca una reacción en el lector o lectora que está al otro lado de la pantalla. Como además tengo la certeza de que la inmensa mayoría de los que me habéis leído todos estos años sois amigos y amigas, gente que conozco, a muchos personalmente, y gente a la que aprecio y quiero, esa sensación de cercanía y de feeling con mis desencantomaníac@s la he tenido siempre, y os estoy muy agradecido por ello.
Nunca he tenido muchísimos lectores, eso lo sabéis de sobra. Tampoco los he buscado. No me he preocupado lo más mínimo por promocionar esta bitácora para que "triunfara". No era el objetivo. Nunca me he presentado a ningún premio ni le he sacado un duro a este invento, si es que se le podía sacar algo (que lo dudo mucho). Solamente me interesaba una cosa, comunicar, estar cerca de vosotr@s. Habéis sido pocos pero muy fieles todos estos años. Y gracias al blog he conocido a gente muy importante en mi vida. Y con eso es con lo que me quedo.
Han sido mas de nueve años y medio, desde aquella ya lejana Bienvenida el 21 de Mayo de 2004 hasta el post que escribí ayer mismo. 3.708 entradas. No es poca cosa. Si, le tengo mucho cariño a mi ventana al mundo y estoy orgulloso de que este proyecto haya durado tanto tiempo. Aquí he plasmado mis reflexiones, he hablado de mi vida, de mi circunstancia, de mis alegrías, de mis penas, de todo lo que para mi ha sido, es y será importante. A veces me habré equivocado con algunas cosas, sin duda. Quizás algún post nunca debió haber sido publicado, también. Pido disculpas si alguna vez pude molestar a alguien con algún comentario o entrada, no fue intencionado. A veces me he autocensurado con algún tema, lógico y normal que así sea, la exposición pública de la vida personal tiene su problemática. Probablemente me haya faltado algún post que si que debió ver la luz y que por diferentes circunstancias durmió el sueño de los justos. Pero no me arrepiento de nada. Lo escrito ahí está. Nunca he borrado un post una vez publicado. Para lo bueno y lo malo.
¿Y porqué me voy a tomar un descanso sine die ahora?. En la entrada El blog latente, que ya tiene casi dos años, también plasmaba dudas al respecto. Estuve a punto de cerrar, pero decidí dejar todo como estaba y escribir solo cuando me apeteciera. Me daba mucha pena cerrar, lo reconozco. Y la verdad es que ahora me da exactamente la misma pena. Mientras escribo estos párrafos no os negaré que se me está escapando una lagrimita y estoy compungido. La verdad es que podía haber seguido así más tiempo. Todo el tiempo de hecho. Pero he estado reflexionando sobre el tema y he decidido, por respeto a lo que ha sido la idea original de la Belleza todos estos años, que había que poner un punto y aparte. Todo proyecto tiene sus etapas, y creo que La Belleza ya ha cumplido con creces la suya.
En principio no voy a cerrar el histórico de La Belleza del Desencanto. Aquí continuará porque, más allá del respeto a lo que he escrito, de alguna manera sigo necesitando releer muchos posts, como el que abre de vez en cuando su viejo álbum de fotos y siente esa mezcla de alegría y tristeza, de belleza y desencanto. De nostalgia. No puedo evitar mi personalidad nostálgica, ya lo sabeis. Podría cerrarlo solo para mí, pero todos sois partícipes de esta aventura. Quiero mantenerlo online, pero es necesario que me tome un tiempo de reflexión. No se lo que durará. No se si recuperaré pronto o tarde la ilusión por escribir de manera pausada y reflexiva de mi circunstancia y mi mundo, más allá de la urgencia e inmediatez de las redes sociales (cosa que también comienzo a replantearme, por cierto). Tampoco tengo muy claro si, de recuperar esa ilusión y retomar el proyecto, sera con la marca "La Belleza del Desencanto" o comenzaré algo totalmente nuevo. La vida lo dirá.
En cualquier caso, sigo cerca vuestro. Sabéis donde estoy. Perdón una vez más por la extensión. Pero creo que la ocasión lo merecía. No es un adiós. Es un Hasta luego. Os quiero mucho gente people. Salud y felicidad.
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