Recuperando el Gin Tonic

Después del sabado horribilis que tuve ayer, necesitaba algo de relax y me apunté a una kedada blitzkrieg con mis amiguetes habituales para poder olvidarme de todo por un rato. Lo necesitaba.

Y a la hora de las copas, volví a pedirme Gin Tonic. Es curioso, pero estoy volviendo al redil del combinado en cuestión. Por una mala experiencia de juventud (en la cual no entraré muy a fondo pero el resultado fue una castaña tremenda -de llevarme a casa- y la ingesta fue de destilados blancos), les cogí manía y estuve la friolera de dos décadas sin probar ni Ginebra, ni Vodka ni nada parecido que fuera más o menos transparente. Mis bebidas fueron el Whisky en los 90 y el Ron añejo los últimos años, pero licores blancos, ni tocarlos hoygan.

Pero hete aquí que ahora me ha dado por recuperar el GT. Y no porque esté de moda de un tiempo a esta parte las Ginebras y Tónicas "premium" y las excentricidades de meter todo tipo de frutas, cítricos o verduras (limón, pepino, frambuesas o incluso uvas), a mi lo de las modas me la pela bastante, simplemente porque me apetece cambiar y probar cosas nuevas. Así que le daremos un poco de cancha a los Bombay Sapphire, Tanquerays y Beefeaters de rigor, y comenzaremos la investigación de nuevas marcas de ginebras y tónicas.

Eso sí, con moderación, que ya no estamos para según que trotes ...

Aquellos maravillosos años

Ya he comentado muchas veces en el blog mi famosa teoría de los Eventos. Por eso, cuando tengo uno, por lo inusual del acontecimiento, me anima bastante el fin de semana. Quedamos ya muy poco con los amiguetes de toda la vida, es difícil cerrar agendas, todo el mundo está muy ocupado, y las pocas ocasiones al año que se unen los astros para reunirnos hay que aprovecharlas. Así que llevamos casi dos semanas cruzando mails para cuadrar el treasunto. No es un Evento Blitzkrieg precisamente. Será un evento de merienda cena con churumbelismo. A estas alturas del partido no se puede esperar una juerga tipo "Resacón en Las Vegas", no estamos en la edad. Pero lo importante es seguir en contacto con los amigos con los que has crecido y compartido una parte muy importante de tu vida. Al final estos encuentros se convierten en un ejercicio importante de nostalgia y abuelocebolletismo. Cualquier tiempo pasado no debería ser mejor, pero como olvidar Aquellos Maravillosos Años ...

Soy el segundo de pie empezando por la izquierda

Eventos Blitzkrieg

Ya he dicho varias veces por aquí, incluso con teoría y todo, que cada vez es más difícil quedar con tus amigos de cerveceo. Los trabajos, los niños, el ritmo del treintañerismo productivo y lo ocupados que estamos todos impiden que nos veamos con la regularidad con la que lo hacíamos cuando éramos unos imberbes. Esto es una realidad objetiva y demostrable.

Imagen: Michelangelo-36 (Wikimedia)

Para intentar remediarlo, se crearon los eventos. Con mucho tiempo se va convocando al personal via email, SMS o facebook, para que coloquen a los churumbeles, se motiven y dejen libre ese día concreto. Y el caso es que al principio casi todo el mundo se apunta o lo deja en el aire, pero la mayor parte de las veces, como ya anticipaba la visionaria Bo Beep en este comentario a mi post, la cosa no fructifica, se va cayendo gente de la lista, y al final, o se anula directamente la kedada o de los 10 o 12 que íbamos a ir, vamos 2 o 3.

Pero todavía hay luz al final del tunel. La solución es lo que mis amigos y yo hemos bautizado como Eventos Blitzkrieg (también denominados relámpago o flash-mob). La cosa consiste en proponer el evento muy poco tiempo antes de que ocurra, si es el mismo día, mejor. La ventaja es que no te da tiempo a que te de pereza o a inventarte una excusa para no ir :-).

Ayer tuve un evento Blitzkrieg, me enviaron la convocatoria en un correo por la tarde y después del curro sin pasar por casa allí que me presenté. Llegar y besar el santo. Y me puse tibio a cervezas, por cierto. Hoy lo estoy pagando caro, pero feliz como una lombriz, porque ver a tus amigos y compartir gastronomía y charletas con ellos es uno de los pocos placeres que nos quedan a los curritos de mediana edad.