Pues eso mismo. Mañana se casa una amiga mía y vamos la Sra. Bedel y un servidor al bodorrio. Es una boda a la vieja usanza, con su novia radiante de blanco, con ceremonia como Dios manda y la Santa Iglesia otorga, con mucho chaqué y pingüino style, con banquete por todo lo alto, lista de bodas en El Corte Inglés y seguramente bastante perifollo.
Por no desentonar, luciré uniforme de campaña. La ventaja de ir encorbatado todos los puñeteros días laborales es que cuando llegan estos eventos no te cuesta nada ponerte el traje. Como licencia rebelde, yo que soy tan arriesgado en el vestir, llevaré el botón del cuello desabrochado y la corbata ligeramente suelta, así a lo modernito.
Por otro lado, cada vez me aburren más estos saraos. Voy porque es una amiga de muchos años y le hace ilusión que vaya, porque realmente vive la boda como algo único en su vida. Tenía que estar. Pero cada vez intento excusar más mi presencia. Cuando eras joven era diferente porque iban tropecientos amigos con ganas de cachondeo y la juerga estaba asegurada, pero eso dejó de ser así hace tiempo.
Si yo me caso algún día, cosa que está por ver porque no creo en la sacrosanta institución matrimonial, seré mucho menos convencional. Eso seguro. Anyway, Que sean felices y coman perdices. Enhorabuena a los premiados. Voy a ver si funciona la cutre web de los vástagos del Señor Areces, Don Ramón, y les regalo una coctelera o una aspiradora.
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