Desayunos familiares
Una de las cosas que recuerdo con más cariño de mi madre y de mi abuela era su faceta gastronómica. Supongo que esto le pasa a casi todo el mundo, la cocina de nuestras madres y nuestras abuelas siempre es la mejor, o si no es objetivamente así, nosotros la recordamos como insuperable, porque es con la que hemos crecido y eso se queda en la memoria para siempre. Hoy no voy a extenderme en otros platos, me centraré en los desayunos, que eran míticos, sobre todo los fines de semana.
Superbizcocho integral de Naranja de la Sra. Bedel
Evidentemente el desayuno distaba mucho de un simple café bebido y algo de bollería industrial. El acto de desayunar los sábados y los domingos era toda una fiesta. Y es que la carta era impresionante (en todo, calorías incluidas). Mi abuela tendía mas al dulce: Tartas y bizcochos de todo tipo y condición, rosquillos exquisitos, churros hechos en casa (la masa también, con manga y todo), magdalenas espectaculares y unas mermeladas caseras que quitaban el sentido (mis favoritas, la de tomate y la de melocotón).
Mi madre, aunque también dominaba estas artes reposteras, gustaba más de lo salado, y nos sorprendía con mixtitos (dividía el mixto tradicional en triangulitos pequeños), tostas saladas con queso y tomate, tortilla francesa y mucha fruta. En cumpleaños o similares, sandwiches de miga comprados a alguna tienda especializada. En ambas versiones de desayuno predominaba el sempiterno mate, antes que el café con leche o el colacao. Y siempre había zumos (naturales).
En alguna ocasión especial, también se incorporaban productos importados de Argentina, donde mi abuela (que era soriana) vivió más de 30 años y la tierra natal de mis padres. Los traía mi propia abuela en los viajes que hacía o algún familiar. También se compraban a tiendas especializadas de Madrid. Y entonces eso si que era un escándalo: Panqueques o criollitas con dulce de leche, Alfajores (Havanna, por supuesto) o dulce de batata y queso. Y ya lo que era el acabose del empezose, las facturas. Los que seáis autóctonos o ciudadanos del Río de la Plata sabéis perfectamente de que va el tema :-).
Evidentemente ahora, por lógicos motivos de tiempo y porque la vida tiene otros ritmos y otras exigencias, sería difícil montar estos saraos gastronómicos con regularidad. Además la dieta no aconseja estos excesos. Pero una aproximación excelente es cuando la Sra. Bedel se lanza, ayudada por su inseparable Thermomix, a la preparación de cositas tan ricas como el Bizcocho Integral de Naranja de la foto (Receta de La cocina de Morilands). Vale, es integral, dieta obliga, pero cuando lo disfrutamos, café mediante, con la tranquilidad que da el domingo, me recuerda a esos desayunos familiares que tanta nostalgia me provocan.
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